lunes, 22 de marzo de 2021

24 de marzo día por La Memoria, La Verdad y la Justicia.

24 DE MARZO DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA


https://youtu.be/LFS3joNewSY


El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas en complicidad con algunos grupos económicos y civiles usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Este bloque social en el poder se propuso instaurar un proyecto político, social y económico en beneficio del capital financiero internacional y de los sectores más concentrados de la economía a los cuales expresaba. Debido a ello buscó la subordinación de las trabajadoras y los trabajadores y de sectores populares a través de la desaparición sistemática de personas, producto de la implementación del terrorismo estatal. Disciplinamiento social a través de la cultura.

 El proyecto de disciplinamiento y control de la población no se limitó a la persecución, represión y desaparición de personas. También abarcó a la cultura en todas sus formas. Uno de los modos utilizados por los militares, con la finalidad de diseminar el terror en todo el cuerpo social, fue la censura. Aparecieron las famosas “listas negras” donde se prohibieron libros, canciones, películas, revistas, etc. y se persiguió a escritoras y escritores, artistas, educadoras y educadores, poetas, periodistas e intelectuales en general. Diversas investigaciones han dado cuenta de que la dictadura tuvo una política cultural de alcance nacional: una verdadera estrategia de control, censura, represión y producción cultural, educativa y comunicacional, sistemáticamente planificada con el objetivo de lograr el disciplinamiento social. La cultura y la educación eran consideradas por los dictadores como un “campo de batalla” contra la subversión.

 Frente a esta política represiva, mencionada anteriormente, muchas personas tuvieron que exiliarse, mientras que otras optaron por recluirse y/o exiliarse internamente (sin irse del país dejaron de hacer las actividades que hacían cotidianamente, por temor). Asimismo, esta coerción desarrollada en ámbito público tuvo también sus repercusiones en el privado. Muchas personas, para evitar la represión, decidieron quemar o esconder aquellos objetos culturales (libros, revistas, afiches) que pudieran parecer sospechosos o ser calificados como “subversivos” por los militares. La autocensura operó en ciertas personas como una forma de disciplinamiento, mientras que para otras fue una de las variadas estrategias de resistencia al poder dictatorial.

 El caso de los medios de comunicación.

 La dictadura dispuso de una estrategia sistemática para utilizar los medios masivos de comunicación, tanto para la construcción y circulación del discurso oficial como para silenciar cualquier mensaje o voz opositora. Como parte del ejercicio conjunto del poder, las tres armas se repartieron el control de los distintos canales de TV, en ese entonces, públicos. Otro tanto sucedió con las radios estatales. En función de alcanzar sus objetivos en la denominada “lucha antisubversiva”, la dictadura persiguió a algunos medios. Intervino, expropió y clausuró diarios y revistas como es el caso del diario La Opinión. Actualmente el número corroborado por el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) indica que 223 periodistas, trabajadoras y trabajadores de la Comunicación fueron detenidos desaparecidos. Muchos más sufrieron la cárcel y el exilio. Cabe mencionar que el desempeño de la prensa gráfica durante la dictadura no fue homogéneo. Por estudios especializados en la temática se puede establecer que la mayoría de los medios hegemónicos se caracterizaron por su apoyo explícito al gobierno de facto y, en algunos casos, hasta llegaron a ser parte de su aparato de propaganda, mientras que una pequeña minoría intentó ensayar una postura crítica o dar lugar a denuncias abiertas.

 ¿Qué fue ANCLA? 

“La Agencia de Noticias Clandestina ANCLA nació en junio de 1976. Rodolfo Walsh había planteado la necesidad de canalizar la información que llegaba al Área de Informaciones de la organización Montoneros...” Continuar leyendo: http://www.museositioesma.gob.ar/wp-content/uploads/2019/11/2019-06- HSO-Ancla-2.pdf
 
Carta abierta de un escritor a la Junta Militar.

 El 24 de Marzo de 1977, a un año del golpe de Estado, el escritor y periodista Rodolfo Walsh envió a distintos medios de comunicación para su publicación, un profundo análisis del primer año de la dictadura. Al día siguiente, Walsh fue acribillado y secuestrado en el barrio de San Cristóbal, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Continúa desaparecido. El texto completo de la carta: https://www.espaciomemoria.ar/descargas/Espacio_Memoria_Carta_ Abierta_a_la_Junta_Militar.pdf

ACTIVIDAD.

Desde el año 2006, el 24 de marzo se convirtió en la conmemoración oficial de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Sugerimos que, después de reponer la información básica acerca de lo sucedido el 24 de marzo de 1976, pensemos, investiguen y respondan:
1) ¿Cuál es la relación entre la Memoria, la Verdad y la Justicia? 
2) ¿Cuándo y por qué se incorporó esta fecha en el calendario escolar? ¿Por qué creen que fue ese año?
3) ¿Qué significa recordar? ¿Todas y todos recordamos lo mismo? ¿Por qué? ¿Quiénes recuerdan? ¿Cuándo? ¿De qué forma? 
4) ¿Cómo y por qué surgen diferentes memorias sobre un mismo hecho? 
5) Un poema de Juan Gelman dice:
                                       “Alguna vez al sol de la Justicia
caminaremos
se calentarán las penas y las furias
andarán suavísimas las almas de sentir
Paz habrá…”.
Responde: ¿qué significa caminar hacia “el sol de la justicia? ¿Qué significa que, si hay justicia, habrá paz?

martes, 16 de marzo de 2021

La construcción del sentido común.

LA CONSTRUCCIÓN DEL SENTIDO COMÚN

https://youtu.be/BtKxoz_asrA


Leamos un texto del libro “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino.


LAS CIUDADES Y LOS SIGNOS. 1
El hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Raramente el ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra: una huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una vena de agua, la flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto del mundo es intercambiable; árboles y piedras son solamente lo que son.
Finalmente, el viaje conduce a ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella por las calles llenas de enseñas que sobresalen las paredes. El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza el herborista. Estatuas y escudos representan leones, delfines, torres, estrellas: signo de que algo –quién sabe qué_ tiene por signo un león o un delfín o torre o estrella. Otras señales advierten sobre aquello que en un lugar está prohibido: entrar en el callejón con las carretillas, orinar detrás del quiosco, pescar con caña desde el puente, y lo que es lícito: dar de beber a las cebras, jugar a las bochas, quemar los cadáveres de los parientes. Desde la puerta de los templos se ven las estatuas de los dioses, representados cada uno con sus atributos: la cornucopia, la clepsidra, la medusa, por los cuales el fiel puede reconocerlos y dirigirles las plegarias justas. Si un edificio no tiene ninguna enseña o figura, su forma misma y el lugar que ocupa en el orden de la ciudad basta para indicar su función: el palacio real, la prisión, la casa de moneda, la escuela pitagórica, el burdel. Hasta las mercaderías que los comerciantes exhiben en los mostradores valen no por sí mismas sino como signos de otras cosas: la banda bordada para la frente quiere decir elegancia, el palanquín dorado poder, los volúmenes de Averroes sapiencia, la ajorca para el tobillo voluptuosidad. La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debe pensar, te hace repetir su discurso, y mientras crees que visitas Tamara, no haces sino registrar los nombres con los cuales se define a si misma y a todas sus partes.
Cómo es verdaderamente la ciudad bajo esta aparente envoltura de signos, qué contiene o esconde, el hombre sale de Tamara sin haberlo sabido. Afuera se extiende la tierra vacía hasta el horizonte, se abre el cielo dónde corren las nubes. En la forma que el azar y el viento dan las nubes el hombre ya está entregado a reconocer figuras: un velero, una mano, un elefante….


Este riquísimo texto –que trabajaremos en varias clases- nos presenta una ciudad: Tamara. En esta ciudad todo está simbolizado. Las señales indican los que es algo, pero también indican conductas permitidas y prohibidas. Nada vale por sí mismo sino por lo que representa. Pero hay algo más…

“LA CIUDAD DICE TODO LO QUE SE DEBE PENSAR”.

Dejemos el tema de los símbolos para otras clases. Nos vamos a detener en este “lo que se debe pensar”, es decir, LA CIUDAD DETERMINA LO QUE LLAMAMOS SENTIDO COMÚN.
RESPONDAN SEGÚN LO QUE UDS ENTIENDAN:


1. ¿Qué entendemos por sentido común?
2. ¿La ciudad en la que vivimos, el país, nuestra provincia….determina nuestro sentido común?
3. ¿en todas las épocas llamamos sentido común a lo mismo?
4. ¿es igual nuestro sentido común al de alguien que vive por ejemplo en África? Incluso…¿es el mismo sentido común el de Marruecos que el de Sudáfrica?

AHORA LES HAGO UNA PREGUNTA MÁS DIFICIL:
¿la filosofía nos enseñará qué es el sentido común?

Antes de responder a esta pregunta veamos este texto de José Pablo Feinmann en su libro “Filosofía política del poder mediático”:

El poder tiene mil tentáculos. Se expresa en mil situaciones. Pareciera que no existe sobre este planeta un solo ser que no esté bajo el señorío de alguien. El señorío es una escalera interminable. Cuanto más escalamos, más poderosos son los señores que salen a nuestro paso. Incluso la importancia de alguien depende de la importancia del Señor que lo gobierna. El mozo de la pizzería de la esquina vive bajo el señorío de don Esteban, el dueño de la pizzería. Pero Carlos Antonini –que se fue del país a los catorce años- ha logrado subir tanto de la empresa de Bill Gates que, todas las mañanas, el mismísimo Bill Gates pasa frente a su escritorio…¡y lo saluda! Cuando está de mal humor, lo escupe. ¡Pero es Bill Gates!
Como sea, el señorío de los otros al que se refiere Heidegger es el que la sociedad nos impone masivamente, porque somos parte de “lo uno”. Cuando somos parte de “lo uno” somos dueños de todas las respuestas. “Disfrutamos y gozamos como se goza; leemos, vemos y juzgamos de literatura y arte como se ve y se juzga; incluso nos apartamos del “montón” como se apartan de él; encontramos “sublevante” lo que se encuentra sublevante”. De aquí que el “uno” tenga todas las respuestas pues conoce la respuesta establecida para cada pregunta. Convirtiéndome en un mediocre, me convierto en un sabio. Así el mundo que describe Heidegger y el de hoy. Para ser –hoy- un sabio, alcanza con aprenderse todas las respuestas que una sociedad ha establecido para todas las preguntas. Éste es el paroxismo del sentido común. ¿Por qué no poner una Universidad del Sentido Común? Inscríbase: le enseñamos las respuestas que corresponde a cada pregunta. Usted vive en una sociedad que ha respondido todas las preguntas de este mundo.”


Vamos a aventurarnos a una primera respuesta: LA FILOSOFÍA NO NOS ENSEÑA QUÉ ES EL SENTIDO COMÚN. Sino que nos enseña a ver que lo que llamamos sentido común es una construcción del poder reinante en una sociedad. Qué, quién y cómo es ese poder, depende de las distintas épocas, lugares, contextos. La filosofía, veremos, nos obliga a indagar más allá de los aparente, a plantear preguntas, más que a dar respuestas. Y si da alguna respuesta solo es a modo provisional.

ACTIVIDAD:

A) RESPONDER LAS PREGUNTAS QUE FIGURAN LUEGO DEL CUENTO DE ITALO CALVINO.
B) INVESTIGAR QUE ES EL PODER PARA FOUCAULT Y ELABORAR UN PEQUEÑO TEXTO QUE REFLEJE LOS PRINCIPALES CONCEPTOS.
C) LUEGO DE INVESTIGAR SOBRE EL CONCEPTO DE PODER EN FOUCAULT RESPONDÉ ¿CÓMO CONSTRUYE EL PODER A LO QUE LLAMAMOS VULGARMENTE “SENTIDO COMÚN”?
D) ¿QUÉ PAPEL CUMPLEN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LAS REDES SOCIALES EN LA CONSTRUCCIÓN DEL SENTIDO COMÚN?

miércoles, 10 de marzo de 2021

Filosofía EES 146. Para qué sirve la filosofía.


 En la época actual de los grandes avances tecnológicos, internet, aceleradores de partículas….¿ qué INFORMACIÓN podemos recibir de la filosofía?

NINGUNA
La filosofía es incompatible con las noticias y la información está hecha de noticias. Por ejemplo recibimos esta noticia con la siguiente información:
“Según la OMS cada día mueren 10.000 niños por desnutrición”
Opiniones posibles:
 -es un desajuste del ciclo macroeconómico global.
-es a causa de la superpoblación;
-es por el injusto reparto de bienes;
-es voluntad de Dios;
-es la fatalidad del destino;
-alguien podría decir: ¡en qué mundo vivimos!
Pero si cambiamos los signos podemos decir:
¿en qué mundo vivimos?
La respuesta científica podría ser:
-En el planeta Tierra
Una respuesta económica:
-en un mundo de injusticia en la distribución de la riqueza
Una respuesta religiosa:
-un mundo de pecadores.
Pero esto: NO EXPLICA QUE SIGNFICA ESTA INFORMACIÓN, NECESITAMOS UNA PREGUNTA FILOSÓFICA.

Diferencia FILOSOFÍA-CIENCIA.
Podemos distinguir tres niveles de entendimiento:
INFORMACIÓN                        Presenta hechos y mecanismos primarios.




CONOCIMIENTO                        Reflexiona sobre la información recibida, jerarquizando
                                             Su importancia y busca principios generales para                
                                             Ordenarlos.





SABIDURÍA                         Vincula el conocimiento con las opciones vitales o con valores
                                      Que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de
                                    Acuerdo con lo que sabemos.

La Ciencia toma: INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO.
La Filosofía toma: CONOCIMIENTO Y SABIDURÍA.
Tanto la filosofía como la ciencia intentan responder preguntas. Entre sus orígenes estuvieron unidas. Pero…
La ciencia pretende explicar cómo esta hechas las cosas y cómo funcionan y la filosofía se centra en el qué significa para nosotros.
CIENCIA                                                           FILOSOFÍA
-Punto de vista impersonal.                           –El conocimiento tiene un sujeto
-Qué hay y qué sucede                                  -Cómo impacta en nosotros
-Multiplica perspectivas                                  -Enmarca saberes
-busca saberes sin suposiciones                     -Quiere saber si nuestros saberes son
                                                                 Verdaderos o ignorancia disfrazada.
-Se apoya en saberes anteriores                    -Es un camino solitario

Mientras la historia se pregunta por ejemplo : ¿qué sucedió con el hombre en la prehistoria? La filosofía se pregunta ¿qué es el tiempo?
Mientras la matemática se pregunta ¿qué relación hay entre los números racionales? La filosofía se pregunta ¿qué son los números?
Mientras la física se pregunta: ¿cómo es la estructura de un átomo? La filosofía se pregunta ¿cómo podemos saber qué hay dentro de nuestra mente?
Mientras la psicología se pregunta: ¿ cómo aprenden a leer los chicos? La filosofía se pregunta ¿qué es el lenguaje?
La ciencia da SOLUCIONES la filosofía da RESPUESTAS QUE NO SOLUCIONAN.
Las respuestas filosóficas NO solucionan las preguntas de lo real sino que más bien cultivan la pregunta y no ayuda a seguir preguntando.
DOS COSAS IMPORTANTES
1)    Uno puede investigar científicamente por otro pero no puede pensar filosóficamente por otro.
2)    Los avances científicos tienen como objetivo mejorar nuestro conocimiento de la realidad mientras que filosofar ayuda a transformar y ampliar la visión personal del mundo de quien se dedica a esa tarea.




Nos pasamos la vida haciendo preguntas: ¿qué hay esta noche para cenar?, ¿cómo se llama esa chica?, ¿cuál es la tecla de la computadora para «borrar»?, ¿cuánto son cincuenta por treinta?, ¿cuál es la capital de Honduras?, ¿adónde iremos de vacaciones?, ¿quién agarró mi celu?, ¿has estado en París?, ¿a qué temperatura hierve el agua?, ¿me quieres?

Necesitamos hacer preguntas para saber cómo resolver nuestros problemas, o sea, cómo actuar para conseguir lo que queremos. En una palabra, hacemos —y nos hacemos— preguntas para aprender a vivir mejor. Quiero saber qué voy a comer, adónde puedo ir, cómo es el mundo, qué tengo que hacer para viajar en el menor tiempo posible a casa o a donde viven mis amigos, etcétera. Si tengo inquietudes científicas, me gustaría saber cómo hacer volar un avión o cómo curar el cáncer. De la respuesta a cada una de esas preguntas depende lo que haré después: si lo que quiero es ir a Nueva York y pregunto cómo puedo viajar hasta allí, será muy interesante enterarme de que en avión tardaré seis horas, en barco dos o tres días y a nado aproximadamente un año, si los tiburones no lo impiden. A partir de lo que aprendo con esas respuestas tan informativas, decidiré si prefiero comprarme un billete de avión o un traje de baño.

¿A quién tengo que hacer esas preguntas tan necesarias para conseguir lo que quiero y para actuar del modo más práctico posible? Pues deberé preguntar a quienes saben más que yo, a los expertos en cada uno de los temas que me interesan: a los geógrafos si se trata de geografía, a los médicos si es cuestión de salud, a losinformáticos si no sé por qué se me bloquea el ordenador, a la agencia de viajes para organizar lo mejor posible mi paseo por Nueva York, etcétera. Afortunadamente, aunque uno ignore muchas cosas, estamos rodeados de sabios que pueden aclararnos la mayoría de nuestras dudas. Lo importante es acertar con la persona a la que vamos a preguntar. Porque el carpintero no nos servirá de nada en cuestiones informáticas ni el mejor entrenador de fútbol sabrá quizá aclararnos cuál es la ruta más segura para escalar el Everest. De modo que la primera pregunta, anterior a cada una de las demás, es: ¿quién sabe más de esta cuestión que me interesa?, ¿dónde está el experto que puede darme la información útil que necesito? Y en cuanto lo tengamos localizado —sea en persona, en un libro, en Wikipedia o como fuere—, ¡a por él sin contemplaciones, hasta que suelte lo que quiero saber!

Como normalmente pregunto para saber qué debo hacer, en cuanto conozco la respuesta me pongo manos a la obra y la pregunta en sí misma deja de interesarme. ¿A qué temperatura hierve el agua?, pregunto, porque resulta que quiero cocerme un huevo para desayunar. Cuando lo sé, pongo el microondas a esa temperatura y me olvido de lo demás. ¡Ah, y luego me como el huevo! Sólo quiero saber para actuar: cuando ya sé lo que debo hacer, tacho la pregunta y paso a otra cuestión urgente.
Pero… ¿y si de pronto se me ocurre una pregunta que no tiene nada que ver con lo que voy a comer, ni con mis viajes, ni con las prestaciones de mi celular, ni siquiera con la geografía, la física o las demás ciencias que conozco? Una pregunta con la que no puedo hacer nada y con la que no sé qué hacer… ¿entonces, qué?
Vamos con otro ejemplo, para entendernos…  Supón que le preguntas a alguien qué hora es. Se lo preguntas a alguien que tiene un buen reloj, claro. Quieres saber la hora porque vas a tomar un tren o porque tienes que poner la tele cuando empiece tu programa favorito o porque has quedado con los amigos para ir a bailar, lo que prefieras. El dueño del reloj estudia el cacharro que lleva en su muñeca y te responde: «Las seis menos cuarto». Bueno, pues ya está: el asunto de la hora deja de preocuparte, queda cancelado.

Pero imagínate que en lugar de preguntar «¿qué hora es?» se te ocurre la pregunta «¿qué es el tiempo?». Ay, caramba, ahora sí que empiezan las dificultades.
Porque, para empezar, sea el tiempo lo que sea vas a seguir viviendo igual: no saldrás más temprano ni más tarde para ver a los amigos o para tomar el tren. La pregunta por el tiempo no tiene nada que ver con lo que vas a hacer sino más bien con lo que tú eres. El tiempo es algo que te pasa a ti, algo que forma parte de tu vida: quieres saber qué es el tiempo porque pretendes conocerte mejor, porque te interesa saber de qué va todo este asunto —la vida— en el que resulta que estás metido.
Preguntar «¿qué es el tiempo?» es algo parecido a preguntar «¿cómo soy yo?». No es una cuestión nada fácil de responder…
Segunda complicación: si quieres saber qué es el tiempo… ¿a quién se lo preguntas?, ¿a un relojero?, ¿a un fabricante de calendarios? La verdad es que no hay especialistas en el tiempo, no hay «tiempólogos». A lo mejor un científico te habla de la teoría de la relatividad y del tiempo en el espacio interplanetario; un antropólogo puede explicarte las diferentes formas de medir el paso del tiempo que han inventado las sociedades; y un poeta te cantará en verso la nostalgia del tiempo que se fue y de lo que se llevó con él… Pero tú no te conformas con ninguna de esas opiniones parciales porque lo que te gustaría saber es lo que el tiempo realmente es, sea en el espacio interplanetario, en la historia o en tu biografía. ¿De qué va el tiempo… y por qué se va? No hay expertos en este tema, pero en cambio la cuestión puede interesarle a cualquiera como tú, es decir, a cualquier otro ser humano. De modo que no hace falta que te empeñes en encontrar a un sabio para que te resuelva tus dudas: mejor será que hables con los demás, con tus semejantes, con otros preocupados como tú. A ver si entre todos encontráis alguna respuesta válida.
Te señalo otra característica sorprendente de esta interrogación que te has hecho. A diferencia de las demás preguntas, las que dejan de interesarte en cuanto te las contesta el que sabe del asunto, en este caso la cuestión del tiempo te intriga más cuanto más te la intentan responder unos y otros. Las diversas contestaciones aumentan cada vez más tu curiosidad por el tema en lugar de liquidarla: se te despiertan las ganas de preguntar más y más, no de renunciar a preguntar.
Y no creas que se trata sólo de la pregunta por el tiempo; si quieres saber qué es la libertad, o la muerte, o el Universo, o la verdad, o la naturaleza o… algunas otras grandes cosas así, te ocurrirá lo mismo. Como verás, no son ni mucho menos temas «raros»: ¿acaso es una cosa extravagante o insólita la muerte o la libertad? Pero tampoco son preguntas corrientes, o sea que no son prácticas, ni científicas: son preguntas filosóficas. Llamamos «filosofía» al esfuerzo por contestar esas preguntas y por seguir preguntando después, a partir de las respuestas que has recibido o que has encontrado tú mismo. Porque una característica de ponerse en plan filosófico es no conformarse fácilmente con la primera explicación que tienes de un asunto, ni con la segunda, ni siquiera con la tercera o la cuarta.
Encontrarás gente que para todas estas preguntas te va a prometer una respuesta definitiva y total, ya verás. Ellos saben la verdad buena y garantizada sobre cada duda que tengas porque se la contó una noche al oído Dios, o quizá un mago tipo Gandalf o Dumbledore, o un extraterrestre de lo más alucinante con ganas de hacer favores. Los conocerás enseguida porque te dirán que no preguntes más, que no te empeñes en pensar por tu cuenta, que tengas fe ciega y que aceptes lo que ellos te enseñan.
Ningún filósofo auténtico te exigirá que creas lo que no entiendes o lo que él no puede explicarte.
La filosofía es una forma de buscar verdades y denunciar errores o falsedades que tiene ya más de dos mil quinientos años de historia. Cada uno de los filósofos de los que hablaremos pensó sobre asuntos que también te interesan a ti, porque la filosofía se ocupa de lo que inquieta a todos los seres humanos. Pero ellos pensaron según la realidad en que vivieron, que no es igual a la tuya: o sea, las preguntas siguen vigentes en su mayor parte (¿qué es la verdad, la muerte, la libertad, el poder, la naturaleza, el tiempo, la belleza?, etcétera), aunque no conocieron, ni siquiera imaginaron la bomba atómica, los teléfonos móviles, Internet ni los videojuegos. ¿Qué significa esto? Pues que pueden ayudarte a pensar pero no pueden pensar en tu lugar: han recorrido parte del camino y gracias a ellos ya no tienes que empezar desde cero, pero tu vida humana en el mundo en que te ha tocado vivirla tienes que pensarla tú… y nadie más. Esto es lo más importante, para empezar y también para acabar: nadie piensa completamente solo porque todos recibimos ayuda de los demás humanos, de quienes vivieron antes y de quienes viven ahora con nosotros… pero recuerda que nadie puede pensar en tu lugar ni exigir que te creas a pies juntillas lo que dice y que renuncies a pensar tú mismo.

PARA PENSAR

1)    ¿Qué diferencias podés establecer entre las preguntas de orden práctico o cotidiano y la pregunta filosófica?
2)    ¿De qué sirve estudiar filosofía de hace más de 2000 años?
3)    ¿Por ningún filósofo puede pedirte que creas en él?
4)    ¿Por qué nadie puede pensar por vos?