lunes, 4 de julio de 2022

El problema del conocimiento


 

FILOSOFÍA. PROF. PECORA.      EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

 

PARA REFLEXIONAR

 

De paso

Luis Eduardo Aute

Decir espera es un crimen
Decir mañana es igual que matar
Ayer de nada nos sirve
Las cicatrices
No ayudan a andar

Sólo morir permanece
Como la más inmutable razón
Vivir es un accidente
Un ejercicio
De gozo y dolor

Qué no, qué no
Que el pensamiento no puede tomar asiento

Que el pensamiento es estar
Siempre de paso
De paso, de paso
De paso

Quien pone reglas al juego
Se engaña si dice que es jugador
Lo que le mueve es el miedo
De que se sepa
Que nunca jugó

La ciencia es una estrategia
Es una forma de atar la verdad
Que es algo más que materia
Pues el misterio
Se oculta detrás

Hay demasiados profetas
Profesionales de la libertad
Que hacen del aire bandera
Pretexto inútil
Para respirar

En una noche infinita
Que va meciendo a este gran ataúd
Donde olvidamos que el día
Sólo es un punto
Un punto de luz

 

LUEGO DE LEER EL POEMA DE LUIS EDUARDO AUTE, RESPONDAN:

 

1.     ¿Qué noción de tiempo nos presenta?

2.     En relación a la noción de tiempo… ¿qué es el pensamiento para el autor?

3.     Según el poema, ¿podemos llegar a la verdad?

4.     ¿Qué es la vida? ¿Podemos llegar a la verdad en esta vida?

5.     ¿Cuál es la tarea de vivir?

 

EL VALOR DEL CONOCIMIENTO.

A través del conocimiento le vamos dando significado al mundo en que vivimos. En cada época se fueron develando aspectos del mundo y ocultándose otros. Podemos decir que en la antigüedad la forma más alta del conocimiento era la sabiduría entendida como un saber del mundo y un saber obrar. Consistía en la contemplación de un orden cósmico armónico que la inteligencia buscaba reflejar. Entonces la teoría era ver el mundo de un modo adecuado. Existía un punto de vista acertado sobra las cosas concedido al que accedía la sabiduría. Implicaba alcanzar una visión de la totalidad sin quedar atados a puntos de vistas parciales, porque la parcialidad era un error, visión incompleta. El ideal era el sabio, el que sabía ver y por eso podía obrar sensatamente. Él era el hombre virtuoso y sólo él podía decir qué era prudente. El conocimiento tenía aquí un efecto liberador de las ilusiones, de las falsas creencias, de la ignorancia. Por eso la vida del sabio era la vida feliz.

En la modernidad desaparece el ideal del sabio y es reemplazado por el del investigador. Esto se debe a que el conocimiento deja de ser un punto de vista acertado acerca de la realidad, deja de ser un saber esencial acerca del mundo. Pasa a ser conocimiento científico y su fin es determinar las leyes según las cuales funciona la naturaleza, para poder intervenir y producir las modificaciones que fuesen necesarias. No olvidemos que se construyen sobre la base de la ideología del progreso y del bienestar de la humanidad por el conocimiento. Habrán escuchado afirmaciones tales como “conocer es poder”, o “el conocimiento evita la manipulación”.

Hoy asistimos a la transformación del conocimiento en información. Ya no se trata de comprender el mundo ni de saber cómo funciona, sino más bien de ser operativos. La nueva figura es el administrador de la información u operador y su meta es la eficiencia. Se trata de saber disponer de la información, organizarla y distribuirla con el fin de optimizar la acción. El juego de la información consiste en saber acceder a un banco de datos para determinar qué y cómo hacerlo, pues cuanto mejor se organicen, mejor resultará la acción que de allí se derive. Por eso se habla hoy de un comportamiento económico del conocimiento, al punto que se liga la producción de la riqueza con el control de la información.

Como ven, el conocimiento ocupa un lugar central en nuestra vida como individuos y como la sociedad.

 

RESPONDAN:

1.     Leemos en el texto distintos períodos, ¿dónde ubicarías el conocimiento basado en los textos sagrados (Biblia, Corán, Talmud)?

2.     ¿En qué período ubicarías las redes sociales?

3.     ¿Qué tipo de información obtenemos a través de las redes sociales?

LEAMOS LA SIGUIENTE NOTA DE LA REVISTA FORBES MÉXICO.

Qué piensan los filósofos sobre las redes sociales

Rubén Vázquez https://www.forbes.com.mx/que-piensan-los-filosofos-sobre-las-redes-sociales/

Los que andamos en el ajetreo de las redes sociales, por lo general realizamos actividades que son muy pragmáticas. Es verdad que nuestra labor requiere de mucha creatividad, pero también lo es que siempre está enfocada a lograr los objetivos que el cliente persigue.

No obstante, el fenómeno de las redes sociales es mucho más complejo que una simple plataforma digital para conectar a individuos. En realidad, el hecho de que tantas personas estén hablando, intercambiando ideas, debatiendo y pensando juntas tiene efectos concretos sobre el mundo físico. Por ello no debemos olvidar que siempre es importante mantener un proceso de reflexión sobre todas las actividades de la comunicación digital y sus consecuencias en la sociedad que vivimos.

Por ello es importante conocer qué piensan los que piensan sobre las redes sociales y el mundo digital. Las posturas se mueven de un extremo a otro y son, incluso, contradictorias, pero, eso sí, muy enriquecedoras.

Por ejemplo, para Manuel Castells, uno de los sociólogos que más ha escrito sobre el tema digital y un referente obligado en la academia al hablar sobre comunicación digital, las redes sociales representan una oportunidad para el cambio social. Castells plantea que dichas plataformas pueden convertirse en una palanca del cambio social, pues pueden lograr que lo que parece imposible pueda lograrse a través de redes de comunicación y colaboración digitales.

Así, en su último libro Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la era de Internet, Castells ubica a la web como un poderoso aliado de aquellos que de alguna manera se encuentran expuestos ante las redes de poder económico y político, dotándolos de la fuerza suficiente para concebir y concretar acciones de cambio social que fluyen desde el mundo digital hasta el mundo físico.

Caso opuesto es el de Noam Chomsky, lingüista de formación y una de las figuras clave de la izquierda estadounidense, pone en duda lo que Internet y las redes sociales han construido en las sociedades contemporáneas. Chomsky explica que, de alguna manera, la red crea una sensación equivocada de pertenencia y autonomía, pues al construir relaciones basadas en interacciones digitales, sólo se construye una falsa idea de amistad, superficial y limitada.

Además considera que la neutralidad de la red está puesta en duda, ya que empresas gigantescas como Google y Facebook recopilan grandes cantidades de datos sobre los individuos, que después utilizarán como parte de sus estrategias comerciales. Es tal la cantidad de información que recopilan, opina Chomsky, que está más allá de lo que cualquier gobierno puede recabar por sí mismo. Por ello la colaboración entre ambas entidades es común.

Zygmunt Bauman, filósofo de origen polaco y uno de los principales críticos de Internet y las redes sociales, ha señalado que el éxito de portales como Facebook se debe al temor de estar solo y ser rechazado. Señala, además, que Internet ha creado una doble vida, online y offline, cada una con sus propias características. En la vida online, la capacidad de escuchar, negociar y cohabitar con otros seres humanos se ve solucionada, pues no es necesario negociar, sino apretar botones.

Algo similar expresó Umberto Eco respecto a Internet, pues si bien considera que no se puede prescindir de él, sí crea una sensación de acompañamiento falsa. Además considera que la memoria artificial en línea puede crear muchas referencias falsas en la construcción del conocimiento, sobre todo en las generaciones más jóvenes.

Anthony Giddens tiene una visión menos fatalista sobre la red. Giddens, quien en su momento fue el principal teórico sobre la Tercera Vía (una política social que de alguna manera fusiona las posturas socialistas y capitalistas) y que le valió convertirse en uno de los asesores del ex primer ministro inglés Tony Blair, considera que Internet es en realidad uno de los fenómenos más grandes de comunicación que ha concebido al humanidad.

En ese sentido, la web reclama una responsabilidad total y absoluta por parte de los usuarios, ya que prácticamente cualquier individuo o Estado pueden vigilar a cualquier otra persona. Además señala que gracias a este proceso de comunicación global, de alguna manera el pasado ya no puede ser tomado como referencia para construir el futuro, pues los cambios se suceden de manera intempestiva y con rapidez.

Al final, Pierre Levy, filósofo de origen tunecino e investigador del ciberespacio, considera que la red y todas sus plataformas de comunicación e interacción representan una forma de incrementar la inteligencia y el conocimiento que tenemos sobre el mundo que nos rodea. La inteligencia colectiva, explica Levy, es la suma de la participación y reflexión de personas que trabajan de forma colaborativa sobre un tema específico. Impulsada por la aparición de Internet, la inteligencia colectiva representa un salto gigantesco en la forma de producir y compartir el conocimiento.

Sea cual sea la forma en la que veamos a Internet y las redes sociales, siempre es importante reflexionar sobre nuestro trabajo y los alcances que tiene. Comprender su impacto también parte de nuestra labor como community managers, pues nos permitirá tener un mejor fundamento de lo que hacemos y un mejor desempeño laboral. No todo es programar contenidos.

LUEGO DE LEER LA NOTA.

1.     Sintetiza las principales ideas de cada pensador.

2.     ¿Con cuál o cuáles de ellas estás de acuerdo? ¿por qué?

3.     ¿Qué relación tenés con las redes? ¿Cuáles usas?

4.     ¿Te informás a través de las redes?

5.     ¿Qué papel jugaron para vos las redes en época de pandemia?

QUÉ ES EL CONOCIMIENTO

La gnoseología o teoría del conocimiento es la disciplina filosófica que reflexiona acerca del conocimiento general. Se pregunta si es posible el conocimiento, cuáles son los límites del conocimiento, cuáles son los límites del conocimiento humano, cómo se relacionan experiencia y razón, cómo es posible pasar del conocimiento de lo particular y concreto al concepto, que es universal.

El conocimiento es una actividad que siempre involucra a alguien (sujeto) que conoce algo (objeto). El conocimiento es esa relación.

Se ha planteado como problema en todas las épocas y en cada una se ha acentuado o bien el papel del objeto, o bien el papel del sujeto que conoce; y se ha interpretado el vínculo entre ambos de manera diferente.

En la interpretación tradicional, el conocimiento es visto como una relación entre un sujeto cognoscente y un objeto por conocer, en el cual el primero busca aprehender el objeto. Pero en ese vínculo ambos están separados, se dice que son trascendentes uno respecto del otro. El objeto no se modifica en el acto de conocimiento, en cambio el sujeto sí, dado que incorpora las características del objeto.

En la interpretación moderna se acentúa el protagonismo del sujeto. El conocimiento se propone como una composición entre las estructuras cognoscitivas del sujeto y lo que aporta el objeto. O bien se lo plantea como una relación dialéctica en la que ambos se implican mutuamente, ya que a medida que se transforma el punto de vista del sujeto se transforma lo que el objeto muestra y por lo tanto la comprensión de éste.

En nuestra época, una de las posiciones más importantes acerca del conocimiento es la fenomenología.

El conocimiento es considerado como un fenómeno que se manifiesta en la experiencia. Se trata entonces de describir el fenómeno del conocimiento, buscando identificar los elementos que lo componen.

Hemos mencionado las posiciones generales en torno del conocimiento, y antes de conocer el desarrollo de esta cuestión a lo largo de la historia de la filosofía.

POSTURAS ANTE EL CONOCIMIENTO

ESCEPTICISMO

La palabra escepticismo proviene del verbo griego esképtomai, que significa vigilar, examinar cuidadosamente, no confiar en las aparentes certezas, dudar, no afirmar nada precipitadamente.

En la historia del pensamiento occidental aparece con Pirrón de Elis quien, según se cuanta, acompañó a Alejandro Magno en su conquista de Oriente (334-323 a.C).

La confrontación con los valores culturales de esos pueblos influyó tanto su manera de comprender la realidad, como la experiencia de observar la rapidez con que se podía destruir todo lo que hasta entonces había sido considerado indestructible.

De regreso a Elis, no fundó una escuela propiamente dicha, pero tuvo admiradores y seguidores que recogieron del maestro, sobre todo un modelo de vida. Pirrón no dejó nada escrito, pero, a través de sus discípulos, se sabe que consideraba que las cosas del mundo son inestables y que los sentidos y la razón no son capaces de alcanzar la verdad. La única actitud correcta que el hombre puede asumir es permanecer sin opinión, porque toda opinión ya es un juicio y no se puede afirmar ni negar nada con absoluta certeza.

Con Sexto Empírico, médico y filósofo griego de principios del siglo III d.C aparece la forma más radical del escepticismo: “Siempre que buscamos si el objeto es tal como nos aparece, concedemos que aparece. No ponemos en duda el fenómeno mismo. Así la miel nos parece dulce; lo admitimos porque tenemos la sensación de dulzor. No investigamos si la miel es dulce por esencia, porque esto no es un fenómeno sino un juicio sobre el sobre el fenómeno.”

Los escépticos no declaran la imposibilidad de alcanzar algún conocimiento verdadero porque ése sería un juicio afirmativo. Suspender el juicio es saber que toda supuesta verdad es sólo provisional, y que depende de las apariencias circunstanciales.

No olvidemos que una postura escéptica frente al conocimiento influirá en la actitud que un sujeto o una sociedad tenga ante la vida. En este sentido, el escepticismo tiene que ver con el descreimiento en las instituciones, la falta de confianza en un proyecto político, en la validez de los principios éticos incontrovertibles o en la posibilidad salvífica de un fundamento religioso.

 

RELATIVISMO

 

El relativismo es la postura que considera que no podemos conocer nada de manera absoluta: todas las llamadas verdades, todos los juicios emitidos, son relativas a los sujetos, a la época, a las circunstancias, a la cultura.

En la filosofía occidental, el relativismo tiene su primera expresión importante en Protágoras (s. V a.C) contemporáneo de Sócrates y amigo personal de Pericles, quien se llamó a sí mismo sofista. Según Platón, Protágoras afirmaba: “Yo digo que el hombre es la medida de lo que es y de lo que no es; que hay una inmensa diferencia entre un individuo y otro, precisamente porque para uno son y parecen ciertas cosas, para el otro otras (…)”.

Para el relativismo no hay verdades reconocidas por todos y esto determina, en el plano de la acción, la falta de criterios firmes para evaluar y elegir.

 

DOGMATISMO.

Con el tiempo, la palabra dogma fue variando su significación. Un dogma era, en principio, una opinión tenida como cierta. Hacía referencia a los juicios considerados verdaderos y sobre los que se podía construir una doctrina.

Posteriormente, la palabra dogma adquirió el carácter de verdad inamovible e incuestionable que se acepta, o bien como obvia o bien como principio de autoridad. En este último sentido, podemos hablar de una posición dogmática no sólo respecto de cuestiones religiosas sino también de cuestiones políticas o científicas.

En el interior de la actitud dogmática hay una resistencia al cambio que se manifiesta como tendencia a la repetición. Se sobrevalora el criterio de autoridad de la tradición como pauta de discernimiento entre los verdadero y los falso; se apela al papel legitimador de las costumbres y en especial de las buenas costumbres, sin cuestionar sus presupuestos.

Cuando en la reflexión acerca del conocimiento usamos la palabra dogmatismo nos referimos a la actitud de confianza en las verdades sostenidas, las cuales sirven de fundamento a un sistema de pensamiento, sin pasar por un examen crítico.

 

CRÍTICA.

El conocimiento requiere siempre una crítica, porque las cosas no suelen ser como parecen o como creíamos que eran. Consideramos como tal a la posición reflexiva que examina y evalúa el conocimiento. Se diferencia de la actitud natural o espontánea que todo lo da por obvio, el dogmatismo que, como vimos, considera ciertas afirmaciones como incuestionables y del escepticismo radical desde dónde ningún conocimiento es posible.

Comparte este último el ejercicio de la duda, el examen atento, pero con un fin diferente. Éste es el de lograr un conocimiento racionalmente fundamentado.

Sabemos que en el conocimiento siempre se ponen en juego prejuicios, ideologías y saberes previos, que si no se consideran dirigen el rumbo de lo que queremos saber.

La postura crítica implica, en un primer momento saber acerca de todas las determinaciones que nos afecta cuando queremos conocer. No se trata de creer que con esto lograremos eliminarla defectivamente, pero sí podemos manejarla. En un segundo momento, esta puesta en cuestión de los conocimientos desde una posición crítica nos conduce a la búsqueda de los fundamentos racionales que den cuenta de la verdad o falsedad de lo afirmado.

PARA REFLEXIONAR

1.     ¿Cuál de estas posturas te llama más la atención?

2.     ¿Con cuál te sentís más identificado y por qué?

3.     ¿Qué manifestaciones del escepticismo y del dogmatismo identicás en tu entorno y en tu escuela?

4.     ¿Cuáles son los riesgos de las posiciones escépticas a ultranza y cuáles los de las posiciones exageradamente dogmáticas?