domingo, 11 de septiembre de 2016

EL HOMBRE PARA MARX, NIETZSCHE Y FOUCAULT.


LA ALIENACIÓN DEL SER HUMANO
Durante el s XIX, cuando el modo de producción capitalista se extendía por todo el mundo, comenzó a percibiese que los Derechos del Hombre expresados en las constituciones y garantizados por el Estado no eran suficientes para asegurar la libertad de los seres humanos. Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que habían guiado a los revolucionarios franceses, se habían realizado para pocos. Algunos filósofos volvieron a preguntarse por la naturaleza del hombre.
MARX: en su concepción la principal condición humana es el trabajo. Ante todo consideraba que los seres humanos tienen necesidades físicas. Para satisfacerlas se relacionan con la naturaleza. A diferencia de los animales, producen sus propias formas de subsistencia. Los elementos que inventan para tal fin forman parte de su cultura. Marx llamaba trabajo a la actividad por la cual el ser humano transformaba la naturaleza utilizando determinados medios de producción. En el trabajo el hombre se realiza a sí mismo. Las personas se objetivan, (es decir ponen fuera de sí su capacidad creadora) mediante el trabajo. Pero la producción humana es social. Para Marx, en el capitalismo la producción se hizo demasiado compleja. Los obreros no son propietarios de los medios de producción sino que venden su fuerza de trabajo. Los capitalistas, poseen los medios de producción y se apropian de lo que producen los obreros a través de un salario. Los productos no pertenecen a los obreros que son sólo simples engranajes dentro de una fábrica. El producto del trabajo les parece ajeno, extraño. Este es el trabajo alienado, la actividad en que los seres humanos no realizan su capacidad creativa. Marx llama alienación al proceso por el cual el producto del trabajo humano se convierte en extraño para los trabajadores que lo han producido. Es un trabajo que deshumaniza. Considera que el trabajo no puede abolirse pero sí puede eliminarse el trabajo alienado aboliendo las relaciones sociales capitales.
EL HOMBRE COMO CREATIVIDAD.
NIETZSCHE: expresa las vivencias del movimiento llamado Romanticismo, cuando advierte que la forma de existencia surgida de la Revolución Industrial es síntoma de una vitalidad decadente y enferma. Para este pensador la vida es superación, creación. La prueba es la evolución natural, que muestra que todos los vivientes han ido creando especies superiores a excepción del hombre. La sociedad no busca superar al hombre sino conservarlo y esto es signo de estancamiento. Señala que existen dos tipos de vida diferente: la noble y la vil o plebeya. El noble es el que quiere que la vida evolucione aunque ello implique que muera. Nobleza y libertad se identifican. El hombre libre es un guerrero porque está dispuesto a arriesgar todo para que la vida avance. El vil es el que trata de sobrevivir sin arriesgar nada. La vida plebeya es incapaz de crear, es impotencia y debilidad. Este tipo de vida enferma se extendió por todo el cuerpo social y solo algunos genios, santos o héroes son capaces de ejercer su libertad creadora. Defiende la aristocracia y critica a la democracia. Desconfía de los movimientos multitudinarios a los que llama rebaños.
LA CRISIS DEL SUJETO Y LA POSMODERNIDAD.

FOUCAULT: cuestionó la noción moderna de sujeto y de subjetividad. Muestra que el iluminismo impuso una idea de la naturaleza humana, en la que ser humano significa sujeto racional, varón, blanco, europeo, ilustrado. Quedan excluido todos los que no tengan esta característica. La sociedad considera ciertos comportamientos como normales y los premia. Los sujetos son normados por la sociedad el anormal es castigado. Foucault considera que el iluminismo construyó un sujeto sujetado. Tomando las ideas psicoanalíticas de Freud, que mostró que lo que motiva las acciones de los individuos no es lo que ellos creen, piensan o saben, sino fuerzas inconcientes que no pueden ser controladas por la conciencia ni reducida a ella. Esto es contrario a las ideas modernas que daban supremacía a la razón. Por tal motivo Foucault piensa que la sociedad equivocó el camino. Ahora los hombres deben ver que la razón los reprime y deben salir las fuerzas inconcientes creadoras. Hay que liberarse de los modelos humanos impuestos por las creencias de la época.

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