jueves, 28 de julio de 2016

TEXTOS PARA REFLEXIONAR

TEXTOS PARA REFLEXIONAR UNIDAD IV EL CONOCIMIENTO      
¿LA REALIDAD EXISTE?
Al preguntarnos si existe la realidad externa estamos usando palabras como "existir", "realidad". "externa". Vocablos que han sido acuñados por el hombre a partir de una teoría realista. Ellos suponen una distinción entre lo existente y lo no existente, entre lo real y lo irreal, entre lo externo y lo interno. Si sólo yo existo, por ejemplo, carece de sentido hablar de lo externo, ya que todo está en mí.
Si aceptamos la tesis solipsista, nos veríamos obligados tal vez a distinguir entre las cosas que son ilusiones de mis sentidos y las cosas que no son ni siquiera eso. Y así reconstruiríamos la distinción entre la realidad y la irrealidad, entre la existencia e inexistencia, entre sujeto y objeto: sólo que esto se nos aparecería "dentro" (¿qué significa dentro?) de un Yo inmenso, universal.
Entonces todos somos realistas en la práctica.
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Muchos filósofos se preguntaron:
¿Existe la verdad?
Lejos de ser todos ellos decididos racionalistas, es decir, creyentes en la eficacia de la razón, abundan los que han planteado serias dudas sobre ella.
Algunos son escépticos, es decir, ponen en cuestión o niegan rotundamente la capacidad de la razón para establecer verdades concluyentes.
Otros son relativistas, o sea, creen que no hay verdades absolutas si no relativas según la etnia, sexo, posición social, etc. y que por tanto ninguna forma universal de razón puede ser válida para todos.
Los hay también que desestiman la razón por su avance laborioso.
Para el escéptico todo supuesto conocimiento humano es cuanto menos dudoso y a fin de cuentas nos descubre poco o nada de lo que pretendemos saber.
Quien dice "sólo sé que no sé nada" ¿no acepta al menos que conoce una verdad, la de su no saber? Si nada es verdad que no conocemos la verdad, entonces la verdad que no conozcamos la verdad. (A esta objeción el escéptico podría responder que no duda de la verdad, sino de que podamos distinguirla siempre fiablemente de lo falso).
Otra duda frente a la duda: podemos sostener que cada una de nuestras creencias concretas son falibles pero si nos equivocamos debe entenderse que podríamos acertar, porque si no hay posibilidad de acierto, tampoco hay posibilidad de error.
Respuesta de Kant al problema del conocimiento: lo que llamamos conocimiento es una combinación de cuanto aporta la realidad con las formas de nuestra sensibilidad y las categorías de nuestro entendimiento. No podemos captar las cosas en sí mismas sino solo tal como las descubrimos por medio de nuestros sentidos y de la inteligencia que ordena los datos brindados por ella. O sea, que no conocemos la realidad pura sino sola como es lo real para nosotros. Nuestro conocimiento es verdadero pero como no llega más hasta donde lo permiten nuestras facultades. De aquello que no recibimos información no podemos saber realmente nada y cuando la razón especula en el vacío sobre absolutos (Dios-alma-universo) entra en contradicción.
El pensamiento es abstracto, o sea que procede a base de síntesis sucesivas a partir de nuestros datos sensoriales.
También el relativismo pone en cuestión que seamos alguna vez capaces de alcanzar la verdad por medio de razonamientos.
Ellos opinan que los condicionamientos subjetivos se imponen a cualquier pretensión de objetividad universal.
Cada cultura tiene su lógica distinta y cada cual su forma de pensar intransferible. Hay tantas verdades como culturas. Pero... ¿son tan determinantes las subjetividades? 
El último grupo que trataremos son los que creen en "la verdad". No la alcanzamos por la razón sino que se nos "revela" a través de Dios o de los ancestros. En tal caso es un privilegio de unos pocos.
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Todo razonamiento es social porque reproduce el procedimiento de preguntas y respuestas que empleamos en el debate con los demás.
Razonar no es algo que se aprende en soledad sino que se inventa al comunicarse y confrontar con los semejantes: toda razón es fundamentalmente conversación.
Conversar no es lo mismo que escuchar sermones o atender voces de mando. Sólo se conversa-sobre todo, solo se discute- entre iguales. Por eso el hábito filosófico de razonar nace en Grecia junto con las instituciones políticas de la democracia.
La disposición a filosofar consiste en decidirse a tratar a los demás como si fueran filósofos: ofreciéndoles razones, escuchando las suyas y construyendo la verdad, siempre en tela de juicio, a partir del encuentro entre unas y otras.
En una sociedad democrática las opiniones de cada cual no son fortalezas o castillos en donde encerrarse como forma de autoafirmación personal: "tener" una opinión para que la debatan y en su caso la acepten o la refuten, no simplemente para que sepan "donde estamos y quiénes somos".

La verdad buscada es siempre resultado, no punto de partida y esa búsqueda incluye la conversación entre iguales, la polémica, el debate, la controversia. No como afirmación de la propia subjetividad sino como vía para alcanzar la verdad objetiva a través de las múltiples subjetividades. Tenemos múltiples fuentes de conocimiento pero todas deben pasar por la razón, que verifica, organiza y busca coherencia en lo que sabemos aunque sea provisionalmente.                                 

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