José Pablo Feinmann,
¿Qué es filosofía? Clase 1. (extracto)
El
propósito de este curso es responder a una pregunta que no es inocente, sino
profundamente filosófica. Cuando la filosofía se pregunta a sí misma por su
condición, esa pregunta es siempre filosófica. Las ciencias no se preguntan por
sí misma qué es la física, qué es la química, etc. Cuando lo hacen, tenemos
filosofía de las ciencias. Cuando preguntamos qué es la anatomía, cuando
preguntamos qué es la genética, cuando preguntamos qué es el átomo, no estamos
haciendo una pregunta científica, estamos haciendo una pregunta filosófica. Por
eso el título del curso es el saber de los saberes. Y, en efecto, la filosofía
tal como la vamos a plantear desde aquí se plantea como saber que totaliza todos
los saberes, el saber que reflexiona sobre todos los saberes. Por ejemplo,
cuando los científicos, a los que curiosamente se suele llamar sabios
–Oppenheimer, Einstein, Bohr, Heisenberg- ven el estallido de las bombas en
Hiroshima y Nagasaki, dicen: caramba, ¿qué hemos hecho? La pregunta “¿qué hemos
hecho?” es muy atinada, porque la ciencia –y esta es una frase célebre de
Heidegger-, no piensa. La ciencia no piensa y esto significa que no se piensa a
sí misma, sino que va hacia delante descubriendo lo verificable, que es lo
típico de la ciencia. Lo típico de la ciencia es ocuparse de aquello que es
verificable, que es reproducible. Pero la pregunta del por qué y del para qué
de la ciencia o de las distintas disciplinas es una pregunta que corresponde a
la filosofía. Con lo cual no vamos a admitir la reducción de la filosofía al
ámbito académico, como si estuviese encerrada en sí misma, preguntándose
incansablemente por el ser o por el lenguaje o lanzando frases extremadamente
provocativas y peligrosas como “no hay un más allá del lenguaje” y otras por el
estilo, sino que abiertamente vamos a proponer la filosofía en un sentido
originario, griego, como el saber de los saberes.
José Pablo Feinmann,
¿Qué es filosofía? Clase 1. ( 2°extracto)
(…)
O sea, hay cosas que son difíciles, hay cosas que llevan esfuerzos, sobre todo
nuestro esfuerzo mental, porque es una disciplina caracterizada por la búsqueda
de rigor conceptual. Este rigor conceptual nos puede llevar a dos puntas: o
alejarnos por completo de la realidad a través de la técnica de operación sobre
la realidad que no contamine nuestro conocimiento con la suciedad de la
historia, con la suciedad de la realidad, o a la célebre de Marx undécima tesis
sobre Feuerbach, la muy conocida “los filósofos hasta hoy se han dedicado a interpretar
de una u otra manera el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo”.
Esta es una de las más grandes definiciones de la filosofía, le pertenece a
Karl Marx. No es que Marx esté despreciando la filosofía. No es que no quiera
interpretar la realidad, lo que quiere añadirle a la interpretación de la
realidad es su transformación. También está diciendo que la realidad no se
puede transformar si no se consigue inteligirla antes, interpretarla. O sea que
filosofía y realidad van juntas. La filosofía consiste en interpretar la
realidad y también consiste en transformarse en praxis. La praxis es filosofía
devenida en realidad política, transformadora de la realidad social. Entonces
lo que Marx va a impulsar es esta materialidad de la filosofía. La filosofía no
consiste solo en pensar, sino que consiste en pensar para entender y
transformar lo entendido, porque para Marx lo entendido va a ser esencialmente
injusto. Entonces esta es la característica. Para otros filósofos lo entendido
es justo, y ahí se detiene la cosa: ¿por qué voy a transformar una realidad con
la que estoy de acuerdo? El pensador de derecha en general está de acuerdo con
la realidad, generalmente ella está muy de acuerdo a como a él le gusta que
esté. Y para el que ha tendido a la izquierda hay un desacople, digamos, una
incomodidad muy profunda entre él y la realidad, y esta incomodidad se
profundiza a medida que la piensa, porque a medida que la piensa va
descubriendo que esa realidad es profundamente injusta y que en consecuencia el
conocimiento requiere paralelamente una praxis de transformación de la
realidad. Eso es el marxismo. (…)
José Pablo Feinmann,
¿Qué es filosofía? Clase 1. ( 3°extracto)
(…)
¿Qué es la filosofía entonces? La filosofía es una práctica que en este planeta
ha instrumentado un ser que es capaz de vivir sabiendo que va a morir. Esto
transforma al hombre en un ser metafísico: el hombre es el único ser de este
planeta que se pregunta por el sentido de la existencia, por el sentido del
universo. Y es el único ser que muere y sabe que va a morir, hecho que se
detecta sobre todo en la muerte de los otros, porque la noción epicúrea, que es
muy ingeniosa pero que para mí no pasa de ser un sofisma, que postula que la
muerte no existe, en un primer momento puede parecer razonable. ¿Por qué la
muerte no existe? Yo nunca me voy a vivir muerto. (…)
Y
aquí hemos llegado quizás al elemento existencial disparador de la filosofía.
Hay un texto de Hegel que dice: es posible que la tierra sea solo un cascote
que gira alrededor del sol. Es muy posible, pero la grandeza que tiene este
cascote es que en él hay un ser metafísico que se pregunta por el sentido del
universo. En este cascote hay un ser finito capaz de lanzarse a la aventura de
pensar la infinitud y angustiarse porque nunca puede pensarla propiamente,
porque él es finito. Entonces este ser finito se siente finito en un mundo infinito,
se siente imperfecto en un mundo perfecto se siente mortal en un mundo que no
muere, porque el universo no muere ni tiene apariencia de morir, al contrario,
pareciera que estamos ante lo eterno. Entonces ahí hay dos caminos: o la
filosofía o la fe.
Darío
Sztajnszrajber, ¿Para qué sirve la filosofía? 6. La filosofía como saber
inútil. (extracto)
Una
ginebra es como un retorno al pasado, pero no a mi pasado sino al pasado en
tanto pasado. Ya casi nadie toma ginebra, aunque el “casi nadie” tiene únicamente
que ver con todos los lugares que no son este bar o barcitos similares. Lo
fácil es ir a la estación de servicios. Allí todo está en el lugar que tiene
que estar: góndolas, heladeras, marcas conocidas. El desacomodamiento es la
base misma de la filosofía, ya que hasta el mismo pensar filosófico implica
correrse de las formas comunes en que se piensa y dar un paso al costado. (…)
Lo
cierto es que no importa la ginebra sino el que extrañamiento puede generar
aquí en la estación de servicios, en la medida en que suspendamos por el
momento el carácter de utilidad propio de las cosas. No es lo misma la verdad y
la utilidad, aunque toda la tradición del pragmatismo filosófico no ha hecho
otra cosa que intentar reformular la noción de verdad en términos de
conveniencia y para no ser tan duros, de practicidad. ¿Pero cómo suspender la
utilidad? ¿no es la utilidad algo esencial a las cosas? ¿Qué sería de este
paquete de papas fritas si no fuese pensado desde la categoría de utilidad? (…)
La papa frita es un alimento: sirve para que nos alimentemos. (…) Entendemos
qué es una papa frita a partir de un rasgo suyo definitorio: su utilidad. (…)
Esta
manía de reducir todo lo que nos rodea a lo útil y conveniente para mí, en
principio nos hace perder todo el resto de facetas posibles que pueden
manifestar las cosas, así como nos priva de conectarnos con la diferencia del
otro, ya que reducimos a toda persona al mero ejercicio estratégico de
expansión de mi propio yo. Las cosas me
son útiles. Las personas me son útiles.
Las personas me son cosas. (…) En
filosofía se gana cuando se pierde y se pierde cuando se cree estar ganando.
Por eso se sostiene que es un saber inútil. Es un saber inútil porque cuestiona
el principio de utilidad como valor dominante, naturalizado y normalizador de
todos nuestros actos. Es un saber inútil porque a diferencia del resto de los
saberes no responde al cómo sino que
pregunta por el qué. No responde,
pregunta. Y en la pregunta, interrumpe. (…)
Darío Sztajnszrajber,
¿Para qué sirve la filosofía?, 40. Filosofía, amor, inmortalidad (extracto)
(…)
La filosofía y el amor no comparten un vínculo accidental, sino esencial. El
amor conduce necesariamente a la filosofía, ya que amar, en última instancia es
ir en busca de la inmortalidad y esta solo se puede alcanzar en el saber
absoluto. En el acto inicial por el cual alguien encuentra bella una mano, un
tocar, una sensación, inicia una búsqueda en el otro o en lo otro dominada por
la idea de belleza, pero sobre todo con el deseo de conseguir fundamentalmente,
la trascendencia. (…) La inmortalidad es la única manera de calmar la angustia
que se produce cuando las situaciones límites nos hacen conscientes de nuestra
finitud. O como dice Miguel de Unamuno, no sabemos por qué queremos ser
inmortales, pero lo deseamos. (…) Si amar es buscar la inmortalidad, entonces
es amor al saber. El amor y la filosofía son la misma cosa. (…)
(…)
Para Sócrates la filosofía es un diálogo porque antes que nada es un intento de
apertura a esa diferencia que el otro me puede proveer. Sólo en el diálogo,
aquello de lo que parto puede ser abierto en la medida en que objetivo mis
ideas, la pongo en circulación, las entramo con otras ideas para que vayan
mutando y creando lo nuevo. Incluso cuando pienso por mí mismo supuestamente
aislado, estoy dialogando, ya que hay un yo que habla y otro yo que escucha, y
entre ambos van construyendo nuevos sentido para seguir dialogando. (…)
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